¿Por qué nos afectan las supersticiones ?

¿También te ves identificado? Igual tienes que ir a hacerte las pruebas… (risa de bruja malvada).

Como ya sabes que me gusta asesorarte sobre la suerte, buena y mala, he estado leyendo cosas por ahí, y resulta que las supersticiones aparecen cuando lo que ocurre a tu alrededor o lo que deseas, se escapa a tu control. Por ejemplo, si quieres que España gane el Mundial, solo te permites entrar al bar para verlo con el pie derecho. Vamos, pasa como con la fe, pero esto sería más bien como “una fe de gafe”. Dicen los psicólogos, que es una manera de quitarnos responsabilidad sobre ciertas cosas, ¿te lo esperabas?

Para echarte una mano a quitarte de supersticioso, te diré que el origen de las supersticiones cambia según a quién preguntemos, y algunas de ellas tienen versiones distintas según la fe alrededor de la que surgieron.

Por ejemplo, la típica superstición del número 13; según la mitología nórdica se debe a una cena en la que había 12 dioses invitados. A un tal dios Loki, que era algo revoltoso, no le habían invitado a la fiesta y se cabreó cosa mala. Desencadenó una serie de muertes que acabó con varios dioses. Ya sabes, cuando dudes si invitar a un amigo a una cena en tu casa por si no cabéis todos, hazle hueco. En el caso de la tradición cristiana, lo del 12 más 1 se asocia al trágico final de la última cena, donde se reunían los doce apóstoles y Jesucristo.

Otra muestra de cómo puede cambiar el significado de uno de estos símbolos a los que asociamos mal augurio es la diferencia entre países. Aquí en España, asociamos la mala suerte al gato negro y punto, pero en el Reino Unido, hay varias opciones según la manera en que el gato se te cruce o se acerque a tu casa. ¡Y es que hasta puede traerte buena suerte!